domingo, 22 de enero de 2017

Mi alma, Teresa Wilms

Ilustración: Pola Maulén

Mi alma

En mi alma hay dos cunas vacías, 
dos cunas heladas que no pueden entibiarse ni al calor de mis besos, 
ni al desesperado desconsuelo de mi llanto.
En mí hay una mística tristeza que ahonda hasta el infinito, 

como puñal de terciopelo, que
asesinará todas mis quimeras.
Hay en mi alma un pozo muerto, donde no se refleja el sol, 

y del que huyen los pájaros
con terrores de virgen ante un misterio de cadáveres.
Mi alma es un palacio de piedra, donde habitan los ausentes, 

trayéndome la sombra de sus cuerpos para alivio y compañía de mi vida.
Mi alma es un campo devastado donde el rayo quemó hasta las raíces, 

y donde no puede florecer ni el cardo.
Mi alma es una huérfana loca, que anda de tumba en tumba buscando el amor de los muertos.
Mi alma es una flecha de oro perdida en un charco de fango.
Mi alma, mi pobre alma, es una ciega que marcha a tientas sin apoyo y sin guía.
Mi alma es una muerta errante; es el fantasma de la pena.